Algunas cosas


  

Algo es el principio, lo indeterminado, como la palabra cosa, que sirve para referirse a todo y que por sí misma solo dice que alguien ha visto, o sentido o pensado o sabe que hay algo. Yo hago cosas que son algo.

 

Algo es lo que no se puede o no se quiere nombrar, lo indefinido, la causa, el fin, incluso la enfermedad innombrable.

 

A mí me mueve algo adolescente y nostálgico.

En adolescente resuena adolecer algo y la primera necesidad de un adolescente es crear el mundo; descubrirse, inventarse.

 

La libertad son las alas que anhelamos, de las que adolecemos, pero ¿quién sabe que su elección es la correcta? Deberemos guiarnos por lo que echamos en falta. Por el vacío, habrá que volver la vista al vacío, habrá que saltar al vacío.

 
Tendremos que aceptar la libertad con sus consecuencias, porque la libertad solo se da en el individuo. Deberemos elegir a conciencia, pero sobre todo deberemos elegir.

La nostalgia, sin embargo, es algo que nos hace mirar hacia atrás.

 

'nostos' (retorno) y 'algos' (dolor)

 

Tener algo es tener un hogar, aunque no haya paredes, es tener un sitio donde dejar todo lo que no importa atrás.

Y a pesar de que no puedas quedarte allí para siempre, tener algo es tener un sitio donde volver.

 

Hay algo más allá de la técnica o de lo correcto. No todo es perfecto y quizá ese algo existe precisamente por eso.


Lo busco en mi obra y en la obra de los demás, aunque esta siempre un poco más allá de cualquier cosa que hacemos... pura metafísica.

Más allá de su materialización siempre imperfecta hay algo y aunque no lo consiga fijar lo puedo sentir.

 

Es algo que de repente aparece, fugazmente escondido en un instante, sorprendiéndome en el pasar de las cosas, en un pasaje, en el paisaje.

 

Siento necesidad y deseo de hacer algo. Soy consciente de que algo falta porque ser consciente es echar de menos.


Siento algo y eso me marca el sendero.
Aunque más que una guía es una explosión: salir despedido en una dirección.

Pasiones llevadas a morir, decía María Zambrano… pasiones que sin embargo vuelven. El ánimo no descansa.


Voy abriendo puertas, busco algo y si no lo encuentro, sigo inevitablemente buscando.

Si no tengo algo al menos tendré esperanza. Si no tengo esperanza estaré muerto.

Y yo sé cuándo estoy delante de algo, no hay duda.

Ese algo es un sentimiento que me define, aunque sea algo difícil de definir. Solo sé que por un momento es como sentirme en casa.

Reconocerme y aceptarme en la lucidez de un momento que hace presente todo aquello que me ha hecho definitivamente como soy. 

En algún sitio las cosas parecen tener sentido y eso a veces es necesario y eso a veces es suficiente.

 

A pesar de todo hay algo y es algo a proteger.

Hacer algo siempre conlleva un riesgo. No hacer nada es resignarse.

Algo haciéndose al pensar, algo sobre lo que pensar, a pesar de no pensar, a pesar de todo… el barullo es algo a superar.

Algo que vagamente nace, se concreta y muere, esperando su resurrección cuando beba de tus ojos.

Algo que sufre incluso varias muertes. Algo que yo concreto, que yo mató, de lo que me alimento, sin lo que no podría sobrevivir. Muerte y alimento que da vida... quizás mala vida.


Un cuadro siempre tiene algo de lápida.

Algo que a veces consigue sacarme de mi, ansioso, es algo imposible, siempre en movimiento.

Soy legión. Cada cambio es antes que nada un cambio de ánimo y cada gesto deja en la obra la huella de una emoción.

 

Algo irresoluble, soy consciente de ello.
Un inacabable proceso de transformación, la ley de la inercia: un cuerpo sigue moviéndose a velocidad constante mientras no sea frenado por otro... mientras aguante la motivación, después habrá que pasar a otra cosa.

Cambiar las cosas es otra forma de conocerlas, de conocerme. La manera de conocer como nos afectan, lo demás no tiene importancia.